24 octubre 2008

RADIOGRAFIA DE UNA INDIGENTE

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Fotografía de María Rosario. Fuente: Diario EL MUNDO


RADIOGRAFÍA DE UNA INDIGENTE

Y así sobrevive…
Buscando el secreto de las palabras que nunca envejecen.
“VIDA, AMOR, SUERTE…”
Pero no una vida cualquiera, ni un amor efímero, ni esa suerte tan frívola.
Ni esa otra tan minúscula que ni siquiera reconoce el diccionario de la vida,
Embrión subdesarrollado, por ejemplo.
Y eso que después aprende a mirar, a colocar sus ojos
en la balanza de lo mínimo,
de lo diminuto que se alcanza con esas manos tan ridículas.
Inocentes de lo que vendrá, del futuro imperfecto obligado de las ciudades.
De los sueños cuando eran sueños de cuna
– todos a cero, bajo esa igualdad tan democrática-
Baba tras baba, cucharada tras cucharada de sin oro, ni incienso, ni mirra
para esa mayoría más y tan injusta que sobrevive sin vivir en ella.
A palo seco, sin agenda, pero con esos estigmas tan parecidos de santidad
no reconocida por lo mortal del asunto.
Porque al indigente recién nacido, cuando llega al mundo,
nadie le pregunta.
Ni tan siquiera se le contesta a la pregunta del llanto;
del pan a duras bajo el brazo.
Ni se le habla de África, ni de Sudamérica, ni de la India
porque están al otro lado; tan lejos;
muy lejos de ese semáforo quizás en ámbar.
Eso llegará después cuando pierda la inocencia en los Telediarios
a golpe de escaparate.
Cuando recobre la conciencia
en esa última milésima de segundo que lo salva en una acera
de ser atropellado por el bus número 13 de la vida
que arrastra, arrastra y arrastra y le pasa por la frente.
Disfrazados de ellos mismos, llevando la contraria,
nadando a contracorriente.
Un día cualquiera de Halloween, que es lo que ahora se lleva.
Y aquí sobrevive, rodeado de todos nosotros, por ejemplo.
Que somos ejemplo, ejemplo y ejemplo al cuadrado.
Bajo este cuadro inacabado de la vida.
Con la palabra escondida bajo el brazo.
Buscando y buscando. “VIDA, AMOR, SUERTE…”
por cualquier parte partida o sinónimo de abrazo.

"A la indigente desconocida"

* El 17 de diciembre de 2005 una indigente, María Rosario E.P. , que llegó hasta aquí por causas de la vida, fue quemada viva en un cajero de una entidad bancaria de Barcelona por tres jóvenes con toda la vida por delante. Según sus declaraciones todo empezó porque olía mal y la movida se les fue de las manos.



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