18 enero 2006

ENTRE INTERROGANTES














ENTRE INTERROGANTES

No quisiera que mis versos terminaran sólo en palabras,
ni en ninguna tierra seca sobre el agua.
De todo cuanto salga… (amarillo, verde o naranja)
tocadlo, respiradlo, cuestionadlo.

No quisiera ni que este último poema quedara impune,
ni huérfano de mi estancia;
cosido a un libro, sobre la página veintitantos…

No quisiera, no; ni verlo, ni quererlo, ni alejado, ni alejarme,
como silencio de un grito, como remedio de mi tuétano.
Sino que llenase vacíos, que anudara todo habla desarticulada,
Sílaba a sílaba. Palabra a palabra. ¡Palabra!
Que traspasara, muralla a muralla, como esa ola gigante,
ese viento que aguarda tras el cansancio.
Y si por ahí no cabe, no se deduce que ni siquiera existí...
¡Perdonadme!
Porque entonces, nunca dejaré de ser poeta.
Y volveré a empezar de nuevo, en forma de piedra,
de mundo, de oleaje.
¿Quién sabe, hasta dónde llega esta magia en forma de mano,
de paisaje...?
¡Perdón por lo de antes!
¿Pero quién habla de adiós, si aún ni he nacido?

No hay comentarios: