23 abril 2007

BAJO LA NAVE DE TU ROSTRO

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BAJO LA NAVE DE TU ROSTRO

A menudo en tu mundo y en instante me convierto,
del árbol a la hoja, y tras la hoja el universo;
libro blanco sobre sueño abierto.
Mi pensamiento en ti, termina y reaparece,
bajo palabras en laberinto, nudos de mi sangre,
formando cúmulos de poemas que se abren.

Voz al principio, viento al que me dirijo,
aquí en el poema, interrogante.
¡Ay, verlo crecer! ¡Asirse a unos labios!
Los tuyos, enraizados; mezcla de mirada y de pensamiento,
infinito tras el tiempo que se aparta.
Puedo morir, pero nunca aquí
ni bajo ese instante que me habla.

Ya en la noche, mientras tu cuerpo se me acerca;
mientras tus ojos engañan a la luz,
donde siempre tengo patria,
sueño reclinado en ti,
mientras la vida se me acaba.
Y te veo altiva, mariposa, en esencia,
naturaleza tras la savia,
piel que me detienes, el mañana.

¿Sabes…? Vivo en ti, silenciosa y estancia, estrella
sobre estrella que me llama.
Ocultando mi voz, pero palabra tras palabra,
formando y deshaciendo el estruendo;
ocultándome en tu memoria, vivo
y me resisto, invocando al tiempo,
unidad de la que me libero,
de cara al horizonte, ese beso…
bajo el mismo aliento del relámpago.
Porque en ti, unas manos, marcho del olvido
a la nave de tu rostro, manuscrito al viento.
Tras la hoja, el libro. El encuentro al que me abrazo.

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