03 enero 2010

SOBRE EL CORAZÓN DEL AGUA

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SOBRE EL CORAZÓN DEL AGUA


Lágrima insaciable donde ni las haya, invisible velo que el viento regurcita;
a cada pregunta, sedienta sombra.
Cuerpo que besa, que nunca arropa ni abraza.
Alrededor de los ojos, de las montañas, adherida a los sueños de los mortales.
Como si fueras muda, letargo, ojo o cíclope de la luna sin paisaje.
Cristal de la nada, osamenta del océano que se levanta. Cal tras la miseria,
impotencia tras la muerte. Cálido latido a hembra, germen inhumano.
Aquí, a cada lado, a cada paso, a cada costado tras la escarcha.
Corazón del agua...Con razón te amamos, te bendecimos, te odiamos;
como hija de la herida que eres, fragancia de la acústica catarata.
Allí, de rodillas, como doblada hacia el filo de tu vientre.
Aquí, arrogante, sencilla en poesía y alma; con tu sudor a cuestas, te levantas.
Ingrávida como el arco iris de los sueños sin arquitecto,
vas y desapareces en el océano de los mortales.
Como caudalosa muerte o paz, sin tiempo ni habla, como sangre interminable.
Corazón que se encoge y/o agranda hasta el límite de lo innecesario.
De ésta, tu tierra acorazada. Azul y verde coraza.
¿Qué lograrás habitando en el pulso de las caracolas?
Como ola vencida, recién parida.
Diminuta longitud que se detiene tras la ingravidez del silencio,
bajo el fuego de las nubes. Corazón que tiembla.

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