28 enero 2010

TRAS LA OLA DORADA

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TRAS LA OLA DORADA

A la voz de ya, veloz y viajera,
bajo la sed de los sentidos, epicentro del paisaje;
el viento a quemarropa, del agua desmayo,
te abres y te ocultas como verso tras la escucha.

Como gaviota que irrumpe tras los sueños,
ya despiertas, rumbo al viento que navega.
Vértigo del capricho, latido tras la arena,
materia de la luz, sierpe de lo huido.
Látigo de los sentidos que se humedecen.

Entre el pecho de los surcos, encadenada,
vas y vienes; regresas y te acercas;
ebria de plata, hebra de frío, hembra de todos los gritos.
Dorada al viento, ahora del ocaso.
Como tiempo detenido.
Irrepetible puerto que duerme en carne viva.

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