14 junio 2007

ECLIPSES DE LUNA (ENTRE LA CIUDAD DE LAS PREGUNTAS)

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Fotografía: Victoriano Izquierdo (http://www.victorianoizquierdo.com/)


ECLIPSES DE LUNA
(ENTRE LA CIUDAD DE LAS PREGUNTAS)

Viniste bajo el primer pétalo de la fiebre,
bravío vientre de mar y caracola,
desnuda y sin preguntas.
En recuerdo de tu pubis naciste dolorida,
como ojo que golpea la frente de la duda;
amiga del vacío, de la vieja gravedad
que surgió tras el diluvio de los pájaros.
Viniste de las praderas del cosmos,
como perro que ladraba embozado
y te vas derramando, poco a poco,
ocultando,
mientras tus sueños hablan de montañas y gargantas .
Tú, que nunca quisiste ser poetisa,
ni de la tempestad, ni de la brisa,
hoy das y me conduces hasta mi memoria;
en donde las palabras me empujan
y me empujan…
En donde pasadas las doce,
suman incandescentes los ojos que te buscan.
Eclipse que golpeas y te marchas
como silueta que cabalga las terrazas.
Porque uno llega a darse cuenta pronto,
que el mundo, la sombra, la lucha,
ruedas son de habla, estrellas malheridas,
constelaciones que fabrican los espejos.
Pero frente al mar, nadie se salva de tu mirada.
Mientras…caía la noche sobre la Luna extendida,
ávida de preguntas.
Pero todo era silencio en nuestras manos…

MUNDO Y PROVERBIO

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MUNDO Y PROVERBIO


Porque era el momento de los sueños,
él buscaba la ceniza de sus ojos…

Quizás el mundo nació en abril,
un jueves cualquiera para ser más exactos.
Y llegó el mundo y abrió los ojos…
Azul y encadenado,
Verde y esperando.
Le contaron que era el menor de siete hermanos,
que ya el llanto estaba ocupado,
y la risa, y la metáfora…
Su madre era sinónimo de lo blanco,
horizonte y panorama.
Venía de todo lo alto,
pedacito de desmayo,
nieve que se desmiembra,
lluvia que viaja hacia la tierra.
Aunque su rostro en verdad
nadie lo recuerda,
señalaban que le parecía a la estrella anonimotercera.
Desde oriente a occidente vinieron
y le rindieron pleitesía
Reyes y bastardos,
Cómicos y literatos,
Poetas y bárbaros.
Y todos coincidieron en lo mismo…
¿A quién se le parecía?
¿Si aquella gota de agua en la reserva,
aquel cúmulo de inocencia
de palabras embotelladas,
y llenas de preguntas…?
-¡Tal vez, si yo, si acaso…!
¿Si aquella otra guerra no hubiera nunca empezado… ?
Quizás ese nudo en la garganta como muestra…
de sobras, de oxígeno recalentado, de párpados sin sus ojos.
Pero dejémoslo, que él mismo nos tienda su mirada,
Que nos la anticipe a los cuatro vientos
que ya ni corren por su piel anaranjada;
que se pose entre el lenguaje de los sueños que cabalgan,
entre los libros amontonados,
oxidados por el olvido de las palabras!
Pero no, no tenía ganas de hablar, ni de llorar, ni de nacer,
ni de gritar aquella frase tan amontonada:
“¡Aquí estoy, a vuestras circunstancias,
preparado y listo para saber qué hacer cuando mi pecho se me abra !”
Cuando nació, su corazón tenía la forma de un mundo,
de un nudo, de un árbol, de hecho, inacabado!