22 febrero 2010

BAJO LA MIRADA DEL UNIVERSO

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BAJO LA MIRADA DEL UNIVERSO

Desde aquí abajo; vos arriba, tan singular,
sobreviviente, inagotable, extendido, reclinado;
ahora hallo, atrapo, yerro, se me escapa
ese color tan transparente, infinitamente universo.
Discrepo, lo siento, tan útil como impracticable esa mesura…
Ecuánime, camino en solitario de la materia que viaja sin memoria.
Rótulo impronunciable, azul sin amor ni herida.
Medida inexistente sobre los sueños tan desconocida.
Humeante batalla que nunca se disipa. Gélida corona sin reinado.
Al final, sombra, vacío, seguramente rendija de cada puerta abierta.
Refugio de los huesos, polvo tras la tristeza sin mirada,
Ni hacia atrás, ni hacia delante.
Constelación tras constelación inundada de preguntas.
Por si la vida, por si el silencio…

Oculto tras el pálpito de este poema ahora,
te hablo en la distancia, te admiro bajo la cercanía del átomo,
respiración de los humanos a la escucha del eco impronunciable.
Prueba de lo que nos ofreces, regalas,
al precio de cada noche que sustenta a la siguiente.
Creencia en ti, antítesis del razonamiento desprendido de lo ausente.
Como esa luz viajera, desde los tiempos sin pausa, estrella que se estrella.
Piel, nervadura, corazón indesmallable. Hueste de los cielos.
Aquí, porque tu infinito es inmediato; arriba, bajo tu última frecuencia,
hilo de la vida a intervalos. Hélice del recuerdo.
Luz, tan cegadora como invisible.
Te presentas. Insistes. Existes junto al hombre como herida.
Como el aire que se enciende, que se apaga.
Como alma sin cuerpo que se resiste a la orilla del instante.
Como viento que se traga su propia huida,
su última ausencia.
Aquí, abajo... Agua, tierra, hierro, universo en paralelo.
Distancia sobre la distancia. Párpado de tus órbitas.
Por siempre a la espera de ese abrazo. Esperamos.

16 febrero 2010

A MARES Y OCÉANOS (COMO VIENTO INACABADO)

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A MARES Y OCÉANOS (COMO VIENTO INACABADO)
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Aquí mismo, bajo la desnudez de la noche,
horizonte nunca a ciegas;
entre el sendero de tus labios, despertar y mirada;
a la vera de tus sueños, sobre la talla del agua,
fuente inagotable, te desbordas mientras me llamas.
Desde dentro hacia fuera, manantial y caracola;
tus ojos a mí llamándome, en llamara vienes sola.
Cuerpo de mujer, mujer enarbolada, viento que me salva.
Así como tus besos, del frío al calor me arrastran.
Noche tras noche, tú; tan real como tu alma.
Murmullo de tu abrazo. Latido en espiga,
onda tras onda.
Tú desde las olas, acá sin quebranto,
naufragio al que me acojo.
tan océano como necesario.
Poesía frente al mar, como viento inacabado.

14 febrero 2010

AMOR, DIÁLOGO BAJO LA NOCHE EXTENDIDA

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AMOR, DIÁLOGO BAJO LA NOCHE EXTENDIDA

Le hablo al amor por si acaso
se pudiera quedar a vivir en tus brazos;
cobijarse tras la primavera de tu cuerpo,
dibujar tu sonrisa perfecta,
acotar nuestros cuerpos vencidos.
Indefinidamente, ya sin el tiempo que nos atrapa.

Le hablo y se detiene, mientras que persigo tus sueños
desde el horizonte de este cuarto a oscuras,
eco del viento desvelado,
por cada segundo que nos ampara.

Acá tu cuerpo, acá mi calma
a un centímetro de mi aliento mientras duermes;
toco tu piel desnuda
y la ingravidez de la noche se nos marcha.

¿Pero qué tienes de árbol, de hoja, de viento si acaso?
Y me miras con tus ojos, abiertos ahora.

09 febrero 2010

BLANCO SOBRE LA NOCHE

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Fotografía de Fernando Wihelmi: Desde Sierra Nevada, atarcedecer sobre el mar Mediterráneo
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BLANCO SOBRE LA NOCHE

Cuando, por encima de tu sueño vas y nos miras
sobre el altivo atardecer del paisaje;
allí, mar Mediterráneo, acá nosotros los humanos
blanco y carne en la montaña,
corazón verde sobre Granada,
tierras sobre la calma.

Silueta desde el escalofrío de la espuma, huella del sol inacabado,
esqueje de tu sombra,
viento por la savia de tus manos,
inmensidad de la ola en piedra que nos toca,
frecuencia por los siglos ondulada;
tan azul, tú allí, como baranda.

Para cuando la lluvia disuelva estos senos de azúcar,
para cuando la noche suceda a la garganta sin habla...
eran tu ojos y no eran, desembocadura y alma.
Sierra Nevada al desnudo, Sierra Nevada la blanca.
La que baja al río, la que vuelve y abraza.
Blanco sobre la noche,
sobre la nieve que se levanta.