30 octubre 2010

EL SEUDÓNIMO

De sobra sabes que aquí yace el estruendo.
Que la palabra es sellada, aún a corazón abierto.
Que esta penalidad no se paga ni con salario mínimo
ni en especie increíble que valga.
Que el poeta es invisible, tan evidente como el aire
Que el viento ni inspira ni expira
Aunque a veces…

De sobra sabes, que la Tierra aquí, es mi tierra y única.
Onda cuando pisas sobre mi orilla.
Cuerpo bajo el peso de las flores.
Por suerte, nunca propiedad eterna de nadie.
Soledades y adioses de los humanos...

De sobra sabes que vendrás, que mirarás,
ese yo no tan lejano.
Unas veces, a ojos abiertos;
otras, bajo el insomnio de la nieve.
Abrazo y nunca torre.
Intemperie.
Ese ahora tú tan cercano
a este vacío ángulo de multitudes.
Si después de todo, te olvidas de mi nombre
lo entenderé.
Quizás porque aún, en el fondo,
ni te he hablado de mi seudónimo.
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