09 enero 2006
INTROITO
INTROITO
Cada vez que me sumerjo mar adentro,
pienso que dejo algo sin secreto;
quizás esa lejanía que nos separa de los barcos,
o la distancia sacada de los brazos,
o ese adiós que nos separa de los pasos.
Cada vez que me sumerjo mar adentro,
rompo en mil pedazos
los tréboles que acaban con los sueños;
con los sueños que comienzan con los barcos.
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