25 diciembre 2010

A ESTE LADO DEL TIEMPO

A este lado del tiempo,
en donde las palabras recién nacidas
se alimentan aún de las ubres de las montañas...
¡ay las montañas! conocedoras del tiempo sin sombra,
de la nube que se aproxima,
témpera de la luz cansada de tanto viaje,
despojada allí de su secreto,
a la vera del átomo sin techo.

Allí, en donde el nanosegundo es amigo de la oruga,
de la futura crisálida,
de la fruta recién caída, aún en los brazos del aire;
del viejo atardecer sin dentadura,
de la batalla que nunca fue, muerte ni gloria.
En donde el canto del jilguero se ralentiza;
atrae, de paso, al ruiseñor del bosque sin cenizas,
a la olímpica golondrina.
Mientras se aproxima...
el lento orgasmo de la naturaleza,
se abre el brote de la indecisa yema,
la hoja que cae como durmiendo,
el paso del verde al rojo, sangre amapola;
el crujir de la arcilla,
el verde valle que se estira.

A este lado del tiempo...
aquí en donde el viento, silencio del hombre,
habita sin estancia,
sin cuerpo ni muerte asegurada.
¡ay tiempo, tú cuando que te marchas!

A este lado...
el de ese otro tiempo,
acá en donde el poema, desnudo gesta
sin religión, ideología, ni sexo que se le atribuya,
bajo el jeroglífico del abecedario,
el de la metáfora nonata...
A este lado del tiempo,
en donde el tiempo ni existía,
Tú, viento…tú, poesía…

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