Porque llevaba...
el cielo de cruz,
un destino y el sol de cara.
El pecho contra la luna,
los pies contra la tierra,
y el habla contra la nada.
El azul hacia el océano,
la ola contra el verde,
ese verde llamarada.
Así, viniera de donde viniera,
viajara en donde viajara.
Una lágrima del viento,
el viento que se calla…
¡Duerme poema, duerme!
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