29 diciembre 2010

A POEMA ABIERTO

Arqueada la vida del poema,
no queda otra cosa que acudir en auxilio de sus verdades;
apuntalar el arco iris de su pensamiento,
llámese mecanismo de la vida o de la nada.
A un extremo de aquí, la palabra que lo amamantara;
al otro, allá, la puerta sin salida de sus recuerdos:
nonata, traslúcida, diluviana;
mágica, épica, laberíntica,
acosada, en paz, exonerada…
Puro escalofrío de los sentidos,
como ese golpe de corazón y labios,
el que por derecho y cuerpo arrastra.
Muestra inequívoca de por aquí,
ignífuga del más allá interceptado.
Paralelismo entre dos gotas de agua,
espejismo del hombre a caballo
sin viento alguno de cara.
Eje, distancia; esqueje de lo que fuera.
Partícipe del amor, motor, rueda giratoria…
Engranaje, embalse, acuífero del llanto.
De la alegría desbordada por cada gota con abrazo.
Pozo al momento, sombra inclinada; árbol a la deriva.
Asfalto, atardecer continuo que se marcha.
Cruz y cruce a veces de por la vida.
Stop.
Amor partido en dos; en mil pedazos tras su carne,
antes de que lo recogiera el poeta a la velocidad máxima del universo.
Futuro pasado, estrella sorprendida,
abrazo imperturbable en la posición de intacto;
flor y fruto.
Como ese beso de ti, otro en tu frente.
Fuente, trayectoria.
De hombre a mujer tan necesarios.

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