16 diciembre 2010

A OJOS VISTA

Veo aquí, sobre el poema, al borde de la vida,
de la existencia o de donde venga,
corazón, mano, herida contraria...
Alma de todo lo que se entierra y renace,
elevador o cúspide con una única parada:
la de unos ojos por delante.
Da igual que sean azules, verdes, negros,
híbridos,o de todas las formas multiplicables.
Eso sí, suficientemente expugnables.
Sin límite de llanura.
A ser posible, de esa tierra llamada surco;
pero nunca arrodillados por necesidad, sequía o hambre.

Poesía como el agua, mi sed de ahora,
lluvia tras la distancia,
ventana, nube, mar, agua adentro...
De esa, sí; de la que se filtra, reaparece,
fuego tras el sosiego;
de la que inunda paisajes definitivos.
Ya sea en forma de gota al peso,
sudor, nieve, pensamiento, savia, saliva;
apero del camino que nos lleva.

Veo aquí, sobre el poema, al borde de lo que era,
vacío, viento, carne, vela...
Un tú, receptor; un yo donante,
cuyos únicos órganos están en nuestro ánimo,
como palabra erguida.

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